Hoy quiero compartir con ustedes algo que escribió una amiga del
alma. Como verán lo hace desde el corazón, espero que lo disfruten.
Jugar es la actividad propia de la infancia y del desarrollo.
Jugar es la búsqueda de adaptación, de supervivencia. Tal como lo
explica Piaget: el ambiente propone y el niño interactúa con él, acomodándose a
él y asimilándolo.
El juego se yergue desde el instinto más primal: el sentir placer
y bienestar. El niño, dice Jean Ayres, lleva consigo la necesidad de expresar
una fuerza interior hacia la autorrealización como ser sensorio-motriz. Así, el
juego parte de la integración sensorial -ese “licuado y acomodo” que realiza
nuestro maravilloso cerebro debido al ingreso de estímulos-, echándose a andar
un sinnúmero de movimientos, conductas, actividades, andanzas y descubrimientos
que aparecen mágica y espontáneamente como consecuencia de la interacción con
un ambiente rico y promotor de oportunidades.
Jugar es simplemente dejar que se produzca el encuentro entre el
entorno y el cerebro humano. Es inherente al ser humano (también al ser vivo,
animales y plantas incluidos) el ser motivado e inducido a experimentar e
intervenir con esas oportunidades de hacer y de crear. Cuando eso sucede el cerebro
humano realiza un ensamble con el entorno y la situación aquí y ahora
existente. El entorno propone y el ser humano crea. Y así sucesivamente uno
retroalimenta al otro.
Desde que el niño sale del útero y repta en búsqueda del pezón
materno, todo es un juego… Porque juego no es otra cosa que vivir presentes,
atentos, con “mente de aprendiz”, confiados y alertas a la vez, de forma de ir
buscando ese goce intrínseco a la cualidad de estar vivo, y así encontrando
instante a instante la magia que sucede cuando el ser humano se conecta con él
mismo, y así se conecta con el otro (entorno y /o personas).
Así se mueve la existencia, y así de simple se ha de vivir la vida
humana que tan sólo busca crear más de y desde uno mismo. Sí señores! Jugar no
es actividad exclusiva de los niños, jugar es vivir desde uno, que
definitivamente es el juego de la vida!
Patricia Fernández Goñi
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